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Hey oh let's go!

21 nov 2010

Sentada en un asiento del colectivo, miraba por la ventana cómo la gente pasaba de aquí para allá con paso rápido. La gente de la ciudad siempre estaba apurada, con la cabeza en llegar lo antes posible a su destino como si no tuvieran tiempo de sobra.Enfocó sus ojos al frente para saber cuántas calles más faltaban para llegar y ahí fue cuando lo vio. Los sonidos de las bocinas de los autos, los gritos de la gente y los pasos de las personas repiqueteando en la vereda se detuvieron por un momento, quizá dos y el colectivo quedó en silencio. Un muchacho de su edad estaba parado unos asientos más allá de ella, llevaba puesto un uniforme de fútbol azul eléctrico. La vista se le agudizó a tal extremo que podía ver exactamente el color de los ojos y cada detalle de la cara del chico, mientras que a todas las demás personas las veía borrosas. Tenía el pelo negro azabache y sus ojos color avellana apuntando a ningún lugar en particular. Estaba escuchando música por medio de sus auriculares y movía la boca sin que saliera sonido alguno, articulando palabras. Cantaba una canción en silencio seguramente. Ella sentía cómo sus labios se curvaban en una sonrisa y cómo el corazón le latía cada vez más rápido. De repente él miró para su dirección (seguramente percatándose de que alguien lo estaba observando), y fue como si el mundo se hubiera agrandado de golpe, y ella se hiciera pequeñita. Sus ojos se cruzaron por un segundo y él sonrió, mostrando unos dientes perfectamente alineados mientras ella apartaba la vista rápidamente. Con esa mirada sintió como si cayera desde el edificio más alto en picado y pudiera volar, y eso la asustaba. Sentía su estómago a punto de explotar dejando salir al exterior millones de mariposas. Mantuvo la vista clavada en la ventana por unos minutos, y cuando volvió a buscar al muchacho con la mirada, ya no estaba. De pronto vio una silueta azul eléctrico doblando una esquina, y se dio cuenta de que el chico de sus sueños se había ido. El silencio se fue con él, mientras que lo reemplazaba el bullicio regular.
Era increíblemente imposible lo que acababa de pasar. A primera vista, se enamoró de ese chico que ni siquiera conocía y cuando se fue, se sintió dolorosamente sola.

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